TATIANA ARISTIZÁBAL

Todos los derechos reservados © TATIANA ARISTIZÁBAL

Tatiana Aristizábal Zuluaga es una artista y fotógrafa colombiana que se adentra en la relación entre el territorio y la identidad. A través de su obra, Tatiana explora la memoria, la resiliencia y la fragilidad del entorno, invitando al espectador a reflexionar sobre cómo los paisajes que habitamos moldean quiénes somos. Su trabajo combina sensibilidad poética y mirada crítica, revelando historias invisibles que conectan personas, lugares y recuerdos.

Tatiana, ¿recuerdas el primer momento o imagen que te llevó a escribir El caballero del páramo? ¿Hubo una escena, un lugar o una persona que despertó la idea inicial?

TA: El Caballero del Páramo nació de una necesidad de hablar sobre la crisis ambiental en los páramos colombianos: ecosistemas muy frágiles y fábricas de agua que están bajo amenaza por el extractivismo, la ganadería a gran escala y el cambio climático.

Mi hermano transitó por páramos durante su secuestro, y yo, coincidencialmente, viajé por primera vez a uno en un intento de reconectar con el territorio colombiano. Cuando le conté esto a Carlos Tofiño, quien me ayudó a desenmarañar toda esta historia, trazó inmediatamente la conexión entre los páramos y el conflicto armado. Allí todo empezó a tomar forma.

Yo veo un páramo, un frailejón, y siento la magia del universo

El páramo es un territorio lleno de misterio y espiritualidad. ¿Qué significa para ti ese paisaje, más allá del escenario del libro?

TA: Magia. Yo veo un páramo, un frailejón, y siento la magia del universo. ¿Cómo es posible que una plantita pueda capturar agua del aire y que esa misma agua sea la que bebemos en las ciudades? Es la magia pura de la creación. Son nuestras fábricas de agua, fuente de vida. Y debemos cuidarlas a toda costa. 

En el título aparece la figura del “caballero”. ¿Quién es ese personaje para ti? ¿Un símbolo, una presencia real, o una parte de ti misma?

TA: En sí, es mi hermano, y también todas las víctimas del secuestro del KM 18. Mi guía la primera vez que fui al páramo llamaba a los frailejones “El Caballero del Páramo”. De la misma manera en que los frailejones están allí resistiendo, mi hermano estuvo allí, entre páramos, resistiendo.

Mucha ansiedad, mucha frustración, a veces rabia, sobre todo dolor. Pensé mucho en esa Tatiana de 12 años y en todo el imaginario que se construyó a partir del secuestro de mi hermano; en cómo no debí haber pasado por eso nunca, ni yo ni nadie

Tu escritura tiene una fuerza visual muy marcada. ¿Crees que hay una relación entre tu mirada —quizá fotográfica o poética— y la manera en que describes el paisaje?

TA: Soy amante de la escritura automática: escribir sin pensar ni tener filtro, escupir todo lo que se tiene por dentro sin parar hasta que todo salga. Lo usaban los artistas surrealistas para conectar con el subconsciente, y yo lo usé para conectar con mis emociones.

Quizás la fotografía me ayuda mucho a visualizar esas emociones; sin entenderlo en su momento, ahora veo que ambas prácticas han estado conectadas toda mi vida.

Muchas veces el páramo puede representar soledad, resistencia o búsqueda. ¿Qué emociones predominaban en ti mientras escribías este libro?

TA: Mucha ansiedad, mucha frustración, a veces rabia, sobre todo dolor. Pensé mucho en esa Tatiana de 12 años y en todo el imaginario que se construyó a partir del secuestro de mi hermano; en cómo no debí haber pasado por eso nunca, ni yo ni nadie.

Por eso creo que mi último acto de creación fue quemar, sumergir en agua, bordar, arrugar las fotos. Sentía que necesitaba dejar salir todas esas emociones negativas y transmutar todo ese dolor en arte.

¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Te acompañó durante un largo tiempo o fue una obra escrita en un impulso más breve?

TA: Desde el inicio sabía que quería dar algún contexto que acompañara las fotos. Sabía que quería escribir y lo que quería contar, pero no me atrevía porque los textos pueden ser más explícitos, y eso me hacía sentir vulnerable.

Las palabras permiten que las personas entren un poco más en mi mente. Así que le di muchas largas, hasta que llegó un día en que solté ese miedo y me dejé llevar enteramente por mis emociones. En forma de catarsis y entre lágrimas, boté todo lo que llevaba por dentro.

Algo que me sorprende es la universalidad de las historias del conflicto, no solo en Colombia, sino en el mundo. Muchas veces son historias que hemos silenciado, ya sea porque las transitamos de manera íntima, por miedo, o porque decidimos no enfrentarlas y seguir adelante

El lenguaje del libro tiene algo ancestral y al mismo tiempo íntimo. ¿Hubo alguna lectura o voz que te inspirara a construir esa atmósfera?

TA: Muchas obras me han inspirado, obras que dialogan con la memoria y el territorio. Leí Los ejércitos de Evelio Rosero y Noticias de un secuestro de Gabriel García Marquez, y a partir de lo que imaginaba de esos relatos empecé a crear mis propias imágenes.

Me fascina cómo Carlos Ruiz Zafón describe Barcelona en sus libros, de tal manera que siento haber caminado esas mismas calles. Un poco eso es lo que busco: que pasar por las páginas del libro sea como transitar el páramo.

Luis Carlos Tovar y su obra Jardín de mi padre, Felipe Romero Beltrán con Magdalena, Clemencia Echeverri y Doris Salcedo han sido una gran inspiración para crear desde la conciencia y la pausa; un lenguaje que también intento habitar.

¿Qué esperas que el lector sienta o descubra cuando se adentra en El caballero del páramo?

TA: Que se sienta visto en las experiencias que compartimos. Algo que me sorprende es la universalidad de las historias del conflicto, no solo en Colombia, sino en el mundo. Muchas veces son historias que hemos silenciado, ya sea porque las transitamos de manera íntima, por miedo, o porque decidimos no enfrentarlas y seguir adelante.

Quiero que, cuando abran este libro, las personas que llevan un dolor sin resolver se sientan vistas.

¿Qué viene después de El caballero del páramo? ¿Estás explorando nuevos territorios —literarios o personales— a partir de esta experiencia?

TA: Quiero seguir explorando desde lo íntimo y desde el subconsciente, contar historias que nos atraviesan de norte a sur. Quiero que lo siguiente hable de la mujer y su magia.

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